Hasta hace aproximadamente 20
años atrás era común tomar vacaciones casi exclusivamente durante los meses
enero y febrero. Desde entonces a esta parte, estos hábitos han cambiado
sustancialmente.
En efecto, la mayor
flexibilidad de las normas laborales y prácticas empresariales, han facilitado
que las personas acomoden sus vacaciones de acuerdo a sus intereses personales
y no de acuerdo a las tendencias turísticas imperantes. Por otra parte, el mundo se ha “achicado” en
virtud de la mejora del servicio de los distintos medios de transporte y en
particular, por el surgimiento de las aerolíneas de bajo coste.
Por otra parte, las compañías
aéreas, las cadenas hoteleras, los operadores y agencias de turismo,
comercializan diferentes paquetes
con diferentes opciones tarifarias,
de acuerdo al momento del año en que se pretende realizar el viaje. Razones de
oferta y demanda hacen oscilar significativamente en más o en menos los valores de las tarifas de servicios, de
acuerdo a la mayor o menor demanda turística o dicho de otra modo, de acuerdo a
la mayor o menor afluencia de visitantes a un destino determinado.
Es decir, temporada alta o
baja, se define por la alta o baja
afluencia turística en el lugar de destino y no por la temporada vigente en
el punto de partida.
Las personas que cuentan con
menores ataduras en su lugar de origen, claramente son los mayores
beneficiarios de las ventajas de las temporadas bajas. Así por ejemplo,
aquellas familias con niños todavía no sujetos a un calendario escolar,
personas mayores con menores compromisos laborales o retirados de sus
actividades profesionales, son los candidatos naturales a gozar de mejores
tarifas, una mayor disponibilidad hotelera, mayor tranquilidad, menores tiempos
muertos haciendo colas para visitar atracciones de toda índole, menores
aglomeraciones, menores congestiones de tránsito y mayor disponibilidad en los
tours.
En relación al turismo en el país, la temporada
baja claramente son todos los meses excluidos, el primer trimestre del año,
parte del mes julio (vacaciones de invierno) y fines de semana largos.
Obviamente algunos puntos turísticos cuentan con particularidades que los
definen como alta temporada por razones propias (Ej., llegada de ballenas a
Puerto Madryn).
En el exterior, depende del
destino deseado. Temporada baja es
siempre una ventaja atractiva si se tiene certeza de donde se quiere ir,
así por ejemplo, una playa caribeña puede ser una gran opción prácticamente
durante todo el año.
Es cierto, que lugares
hiperactivos en temporada, pueden carecer de la prestación de ciertos servicios
o presentar menos opciones para el turista en baja temporada, pero seguramente,
el turista tendrá una percepción más real y auténtica del verdadero sabor
local.
¿Vale la pena probar, no
creen?
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